Tembló el cita en el oriente,
el bárbaro al mediodía,
el luterano al poniente,
y en la tierra siempre fría
temió la indómita gente;
Arauco vio tus banderas
vencedoras, y las fieras
ondas del sangriento Egeo
te dieron como en trofeo
las otomanas banderas
Miguel de Carvantes Saavedra.
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