En 1910 el letón Edward Leedskalnin, de 26 años, estaba a punto de casarse con el amor de su vida, Agnes Scuffs, cuando un día antes ella decidió cancelar la boda. Con el corazón roto, Ed emigró a Estados Unidos, donde se estableció en Florida. Sólo con sus manos y trabajando de noche para que nadie viese cómo lo hacía, manipuló más de 1.100 toneladas de piedra para construir el Coral Castle, una maravillosa edificación que aún hoy inquieta a ingenieros y arquitectos de todo el mundo por sus grandes misterios. Ed murió pobre, desnutrido y solo a los 64 años y dejó lo que hoy se considera como la octava maravilla del mundo.
Una vez le preguntaron por qué había construido semejante monumento, y él respondió mirando hacia Letonia “Construí este castillo para mi Dulce Dieciséis (así llamaba a Agnes), porque un día cruzará el océano para casarse conmigo aquí en el Castillo, mientras tanto la esperaré”.
Edward Leedskalnin, un pobre obrero extranjero, había aprendido técnicas de construcción secretas y olvidadas similares a las de las pirámides sólo para homenajear a su amor, Agnes Scuffs, y demostró que en el amor… todo se puede.
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