miércoles, 14 de diciembre de 2011

El peligro de pensar.

Ayer hizo un año que un librero ingresó en prisión por el peligroso hecho de vender libros y de tener una librería.
Los libros están para leer, para aprender, para divulgar el conocimiento, pero sobre todo para pensar, para reflexionar y tener una opinión propia, es una manera de libertad, ya que nadie puede detener un pensamiento y encerrarlo en prisión. 

Lo ocurrido con Pedro Varela, un librero, que es encerrado por el peligros delito de vender libros, es lo que ha hecho este sistema esta democracia que alardea de una libertad de expresión que es una quimera.  Una libertad de expresión, pero sólo para lo que ellos quieran o dicten. Ya sabemos que a los señores de los Protocolos y de la kipá no se les puede discutir nada, criticar o desmentir fábulas. Hay que acatarlas y lamer la suela del amo Sión. Quien se salga del redil, le podrán la soga al cuello y será encarcelado hasta que se reeduque y acepte sus normas.

¿Porqué no se permiten estudios e investigaciones que pongan en duda sus fábulas?

¡¡Pedro Varela LIBERTAD!!

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