La Gloria pertenece al hombre que está en realidad en la arena de la lucha, cuya cara está manchada por polvo, sudor y sangre... quien conoce del gran entusiasmo, de la gran devoción y quien se consume en una causa valiosa... quien al final, en lo mejor, conoce el triunfo de haber llegado, y en lo peor, falla sin importarle demasiado. Así, su lugar nunca estará con aquellas almas frías y tímidas que no conocen ni la victoria ni la derrota.
Benito Mussolini
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