martes, 7 de junio de 2011

Ni pepinos ni cojones: terrorismo económico.

No busquemos la bacteria en los pepinos, en los tomates o en las lechugas, sino en los laboratorios de investigación de guerra bacteriológica de los EEUU, esos mismos en los que está demostrado que se produjo el ántrax que recibió Daschle, jefe de la mayoria demócrata del congreso norteamericano en octubre de 2001, por oponerse a la invasión de Irak. Solamente en tales tenebrosos lugares aparecen morbosísimas cepas cruzadas resistentes a los antibióticos y tan letales, que si viviéramos en la Edad Media, producirían, sin lugar a dudas, millones de muertos.


Esta robusta E.coli es un preciso misil contra la economía alemana, por ser capaz de crecer al 3,6% en el mismísimo ojo del huracán financiero provocado por la FED y por el Sanedrín; y, por si ello fuera poco, capaz de rescatar a cuantos países de su entorno monetario haga falta. ¡Qué pecado imperdonable para el sionismo cavernario que venimos aguantando desde que Rothschild alcanzara el mando financiero absoluto del Imperio Británico!

La respuesta europea debe ser contundente: expulsar a todos los miembros de la Banda de la Kipá de los puestos de mando, tanto públicos como privados, del sistema financiero de la zona euro. Uno a uno y para siempre.

Ácratas

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