Ahí están los montes queridos,
ahí están los prados
los caseríos bellos, blancos, blancos,
las fuentes y los regatos.
Estoy en Hendaya loco de contento
anchos, anchos los ojos.
¡Ahí está España! ¡Tierra mejor
no la hay en Europa entera!
Luego, contento a San Sebastián,
a la patria de Oquendo,
cielo tan lindo tener que dejar,
¡qué pena, hermanos!
Iruchulo querido,
tú eres un florido jardín:
de Venecia las gracias todas
tiene nuestra Donostia.
¡Oh, Euskalerria hermosa y querida!
aquí está tu hijo,
que por besar tu suelo,
sin más, ha venido.
Por ti daría
contento mi vida;
para ti hasta la muerte,
cuerpo y alma del todo.
Adiós, pues,
hermanos queridos de Donostia,
desde Bilbao tendréis
del viejo padre noticias;
y además,
os contaré en verso
lo que pasa en Sudamérica
para que todos lo sepan.
José María Iparraguirre Balerdi
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