miércoles, 26 de enero de 2011

El marxismo.

Carlos Marx era un judío alemán que desde su gabinete observaba con impasibilidad terrible los más dramáticos acontecimientos de su época. Era un judío "alemán" que frente a las factorías inglesas de Manchester, y mientras formulaba leyes implacables sobre la producción y los intereses de los patronos y los obreros, escribía cartas a su amigo Federico Engels diciéndole que los obreros eran una plebe y una canalla de la que no había que ocuparse sino en cuanto sirviera para la comprobación de sus intereses.

Cuando el marxismo culmina en una organización como la rusa, se les dice a los niños, desde las escuelas, que la Religión es el opio del pueblo; que la Patria es una palabra inventada para oprimir, y que hasta el pudor y el amor de los padres a los hijos son prejuicios burgueses que hay que desterrar a todo trance.

El socialismo ha llegado a ser eso. ¿Creéis que si los obreros lo supieran sentirían simpatías por una cosa como esa, tremenda, escalofriante, que concibió en su cabeza aquel judío que se llamaba Carlos Marx?.


José Antonio Primo de Rivera. Discurso en Valladolid, 4 de marzo de 1934

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