martes, 22 de junio de 2010

La mala memoria de los progres de la Hoz y el Martini.

Tenemos otra vez a los titiriteros montando el circo, la semana pasada presentaron un video, "denunciando" que en la Guerra Civil asesinaron a gentes simpatizantes del Frente Popular.



Se les ha olvidado a los pesebreros, estómagos agradecidos y muy subvencionados "artistas" que en la Guerra Civil se asesinaron españoles de ambos bandos, se cometieron atrocidades por ambos bandos. Porque nos quieren vender que el ejército republicano era un adalid de libertad, democracia, y que era todo maravilloso, vamos que ni disparaban balas ni lanzaban bombas y que el ejército nacional era malo malísmo y mataban a todo el mundo.

Después de más de 70 años de terminar la Guerra Civil, parece ser que quisieran comenzarla como quisieron sus idolatrados y terroristas del maquis en la posguerra.

Tambíén se ha olvidado Victor Manuel la Oda al General Franco por los XXV Años de Paz, o a Javier Bardem los premios que se le entegaban a su padre durante el franquismo.

A continuación podeis ver algunos asesinados por parte de los buenos buenisimos del Frente Popular.

- En la madrugada del 28 de noviembre de 1936, el autor teatral Pedro Muñoz Seca fue asesinado en Paracuellos después de casi cuatro meses de cárcel. El «juicio», dos días antes de su ejecución, lo condenó a muerte por «fascista, monárquico y enemigo de la República». Cuenta su nieto Alfonso Ussía que, al llegar a Paracuellos, «fumó, tiró el cigarrillo y dijo “cuanto antes”». Antes de caer abatido por los disparos de un oficial de las Brigadas Internacionales, Muñoz Seca gritó «Viva España y viva el Rey». Sus verdugos le arrebataron todo lo que llevaba y le cortaron los bigotes.

- El padre de Miguel Martín-Benito, natural de Camuñas (Toledo), no esperaba lo que le aguardaba en casa el 1 de agosto de 1936. Cuando volvía de arar, un grupo de milicianos que hacía guardia en la puerta se lo llevó al calabozo. No tuvo tiempo ni de cambiarse de ropa, tal y como le sugirió su mujer. «Qué va, si en un momento estoy de vuelta», acertó a decir. Nunca regresó. Su hijo, que entonces tenía 11 años, recuerda que «de noche le montaron en un coche y se lo llevaron a la mina. A mi padre lo fusilaron, y con él al cura-párroco». Durante dos años y medio, entre julio del 36 y principios del 39, la mina de las Cabezuelas se convirtió en un gigantesco cementerio. Entre 5.000 y 6.000 personas fueron arrojadas en su interior. Es el Paracuellos subterráneo.

- En la tarde del 23 de julio de 1936, una avanzadilla republicana de la Columna Mangada entra en Navalperal de Pinares (Ávila) «dando tiros» y enarbolando pañuelos rojos, según testigos de la época. No tardan los milicianos en asaltar la casa del sacerdote, Basilio Sánchez García. Al parecer, busca refugio en el desván junto a su sirvienta, a la que se encuentra confesando cuando irrumpen los recién llegados, aunque otra versión indica que se encontraba escondido en la chimenea. Arrastrado a golpes, muere tiroteado en la calle. Su cuerpo es cargado en una carretilla y conducido hasta el cementerio. Tenía 60 años. En la misma jornada cae la primera víctima de la vecina localidad de Cebreros: el también sacerdote José Máximo Moro Briz, hermano de Santos Moro, obispo de Ávila.


- Antonio Gascón era comisario de Policía y fue asesinado el 1 de noviembre en Paracuellos, en la primera jornada de fusilamientos. Según relata su nieto, Ángel Gascón, un grupo de milicianos fue a buscarlo de madrugada a su casa para trasladarlo a la cárcel de San Antón, su penúltima morada: «Le ataron fuertemente las manos con alambre y, amarrados de dos en dos por los codos, los subían a las furgonetas». Una vez allí, se comunicaba con la familia a través de cartas y relataba el trato inhumano que sufría. Ángel narra que fueron los propios vecinos de Paracuellos los que relataron a su familia la brutalidad de los asesinatos: «Los mataban de dos en dos. Los ataban por la barbilla y los arrastraban por toda la carretera con un gancho hasta la fosa». Como recuerda el nieto del asesinado, fue tal la crueldad que «una vez muertos, les arrancaban los dedos y las muelas de oro con alicates».


www.larazon.es

No hay comentarios:

Publicar un comentario