jueves, 8 de abril de 2010

El Valle de los Caídos.

Les traemos a continuación un artículo del historiador Pío Moa en la Revista Época, sobre los ataques y cierre que viene sufriendo el Valle de los Caídos por el Gobierno en particular y por toda la izquierda en general.
Podrán ver una serie de datos que desmontan los mitos que han creado desde la izquierda y que han sido acatados por una derecha servil y borreguil hasta límites preocupantes. Toda las sandeces, revanchismo, sectarismos y falsos victimismos que se llevan a cabo con la Ley de Memoria Histórica.

Léanlo y saquen sus propias conclusiones.

Ante el acoso que sufre el Valle de los Caídos por parte de un Gobierno irreconciliable y colaborador de ETA, se están recogiendo firmas de historiadores con el texto de más abajo. Conviene recordar que cuando hablamos de hechos como la quema de iglesias, escuelas, bibliotecas y obras de arte por las izquierdas en los años treinta, debemos señalar la falta de valor cívico por parte de la derecha para defender valores e intereses que no son solo de ella, sino de toda España. Esa actitud boyuna contribuyó poderosamente a los sucesos. En la llamada quema de conventos del mayo del 31, tuvo tanta parte la pasividad derechista como las bandas de golfos incendiarios que denunció Indalecio Prieto, cierto que sólo de boquilla, sin efectos prácticos; y de haberles parado los pies, las cosas no habrían llegado tan lejos como llegaron.

Cuando las izquierdas y separatistas catalanes acordaron luego la insurrección y golpe de estado a la República en octubre de 1934, lo hicieron con la convicción de que las derechas carecían de coraje y serían fácil presa para hombres decididos.

Cada uno debe medir su responsabilidad para que no vuelva a ocurrir algo semejante ahora.

1.-El Valle de los Caídos es uno de los monumentos más grandiosos, armónicos e integrados en el entorno, edificados en el siglo XX en todo el mundo, y como tal uno de los más visitados, y construidos sin coste para la Hacienda pública, por medio de donativos y loterias especiales.

2.-El monumento fue alzado en recuerdo de la victoria del bando nacional en la Guerra Civil, y pasó pronto a tomar carácter de reconciliación, al enterrarse en él restos de soldados de ambos bandos, algo muy poco usual entre los vencedores de una guerra. La reconciliación no parece haber sido aceptada por algunos círculos ni por el actual Gobierno, que viene hostigando a los monjes encargados de cuidar el lugar, privándoles de ingresos y cerrando con falsos pretextos el acceso a parte del monumento. Se ha hablado de anular su caracter religioso, de transformarlo en museo de la llamada memoria histórica, y no han faltado incitaciones a volarlo.

3.-Como justificación de su actitud, el Gobierno y asociaciones financiadas con dinero público han divulgado que el Valle de los Caídos fue construido por 20.000 presos políticos en régimen de esclavitud, pésimas condiciones y elevada mortandad. Estos datos, como tantos de la memoria histórica, chocan con la documentación hoy conocida. Esta documentación prueba que la mayoría de los obreros del Valle de los Caídos fueron libres, los reclusos comunes e izquierdistas acusados de delito, trabajaron durante seis de los dieciocho años de la construcción, con un máximo de 700 algún año y sin llegar los 2.500 en total; que eran voluntarios, pues redimian hasta seis días de condena por día trabajado, cobrando sueldo normal y con vigilancia escasa. Entre libres y presos hubo 14 accidentes mortales, número considerado bajo para una obra de tal envergadura.
Tampoco está probado el aserto de que Franco quiso ser enterrado allí, una decisión tomada por el rey Juan Carlos.

4.-Los españoles tienen derecho a conocer las pruebas en que se basan las versiones del Gobierno y sus afines, y éstos, el deber de ofrecerlas. De otro modo deberíamos concluir que la opinión pública sufre un nuevo y lamentable episodio del Himalaya de mentiras con que los socialistas moderados como Julián Besteiro o liberales como Gregorio Marañón, denunciaron unas propagandas generadoras de odios que todos creíamos superados.

5.-Aun en el muy improbable caso de que tales pruebas existiesen, nunca justificarían unas actitudes que entrarían en una tradición desastrosa de destrucciones y saqueos de arte y bienes del Patrimonio Histórico Nacional como los ocurridos en la Guerra Civil. Por todo ellos, los historiadores firmantes nos consideramos obligados a denunciar una situación que revive divisiones del pasado y que ningún país civilizado puede tolerar.


Pío Moa.

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