Este gobierno de incompetentes, ineptos y chupasangres ha llevado a España a la ruina. Cada una de las medidas adoptadas ha ido en la dirección incorrecta y sin otro objetivo que mantener alimentados en el saqueo sus pesebres y sus redes clientelares. Esto implica una gravísima responsabilidad de la que habrá que pedir cuentas a Zapatero y a sus acólitos.
La cuenta atrás a comenzado. Grecia está en quiebra, Portugal ha entrado en situación de prequiebra y España marcha de manera muy acelerada hacia ese pozo sin fondo, sin que la sociedad civil sea capaz de despertarse de su letargo.
Literalmente los ingresos se han hundido en los meses de enero y febrero, mientras el gasto ha seguido aumentando. El desfase supera los 7.700 millones de euros cuando, comparativamente, el año pasado fue algo superior a los 70.000 millones de euros. La Seguridad Social se mantiene artificialmente viva insuflando continuas inyecciones de dinero del Presupuesto público, lo cual es una ficción, en esta nación devenida en una contínua administración de la mentira.
Una sociedad civil borreguil, adormecida, desarmada y no acostumbrada a no participar, a ser simplemente el coro de una democracia devenida en farsa, asiste a la inercia de una cuenta atrás que va a cambiarlo todo, para peor, que puede llevar a la población a la indigencia y, a una parte, al hambre. Y todo indica que se han perdido la energias vitales, aunque mantengo la esperanza de que, al final, la sociedad española, los patriotas, las clases medias despertarán y tomarán el protagonismo, erradicando a la casta parasitaria.
Es preciso ir abriendo las mentes a una situación de la que no tenemos precedentes como es la quiebra del Estado. Europa no podrá ayudarnos. El euro se convertirá en una moneda en baja. Hemos de asumir nuestra propia personalidad, delegada durante décadas en los políticos. Es falso que los políticos y el Estado pueden resolver los problemas humanos y sociales, no hacen otra cosa que empeorarlos y aprovechar para saquearnos.
Toda la mentira acumulada durante décadas va a estallar y eso generará un clima de conflicto social, porque el Estado no será capaz de sostener todos sus compromisos, de mantener abiertos los hospitales y los colegios, de pagar los subsidios de paro y las pensiones. Será preciso regenerar nuestra sociedad y nuestro herrumbroso modelo político. Casi nada de lo conocido hasta ahora servirá para el inmediato futuro.
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